Fito Páez, el reencuentro de una tradición en Asunción
El rosarino lo volvió a hacer, esta vez en la Arena SND colmado de fans, quienes vibraron con más de dos horas de espectáculo.
Y pasa que la ocasión se hacía más que especial, primero por el aniversario de su gran obra, el álbum «El amor después del amor» que cumple sus tres décadas de haber visto la luz.
Segundo, porque es una visita que tuvo sus aditamentos, pues tras la ya conocida suspensión del Asuncionico 2022 por el temporal, la nueva visita de Fito Páez a nuestra capital quedaba en suspenso, y vaya que fue un acierto agendar un show exclusivamente para él.
El show empezó pasadas las 20hs con los locales «Partes Iguales» que hicieron lo suyo con canciones que movieron los corazones de muchas señoritas hace dos décadas, una presentación buena, pero el público iba llegando al recinto y se iban acomodando para lo que fuimos a ver.
Unos minutos después de la hora pactada, irrumpió el Rosarino con un aluvión de buena música y mucha comunicación con el público.
Con una impecable puesta en escena, Páez, acompañado por una numerosa banda, que están más ajustados que reloj suizo, recorrió el material que da nombre al tour, de principio a fin con el apoyo visual de unas pantallas LED que ocupaban todo el ancho del gran escenario dispuesto en el coliseo deportivo.
Luego de un pequeño intervalo se vino lo mejor de la noche, con un repaso de sus más grandes éxitos.
Con «Ciudad de Pobres corazones» se despedía una vez más, pero el público, no se movió un milímetro.
Y claro, faltaban sus hits, como una topadora, Páez finalizaba su presentación con «Dar es Dar», en una versión un poco más distendida de la original, «Mariposa Tecknicolor» y una excelsa versión de «Y Dale alegría a mi corazón» que culminó con todo el público cantando.
Muy buen show, con una puesta a punto impecable, un destacable despliegue técnico de luces y pantalla que por ratos nos hacia olvidar los problemas acústicos propios del venue.
Fito cumplió con creces, y se llevó una vez más los aplausos y admiración de su público Paraguayo, algo que ya se convirtió en toda una tradición.